Piedra Parada, Chubut

Escalada en roca en medio del desierto patagónico.

Valle de Piedra Parada y Cañadón de la Buitrera

Piedra Parada es uno de los atractivos turísticos emergentes de Chubut. Sus formaciones rocosas atraen a escaladores de todo el mundo, pero el lugar también es ideal para hacer caminatas, avistaje de flora y fauna, visitar pinturas rupestres o hacer fotografía de paisajes.

El Valle de Piedra Parada se encuentra a unos 135 kilómetros de Esquel y se extiende por casi 100 kilómetros a lo largo del Río Chubut, entre las localidades de Gualjaina y Paso del Sapo. Estas localidades están unidas por la Ruta Provincial 12 que, en esta zona, corre paralela al Río Chubut.

El Valle de Piedra Parada es la evidencia de procesos geológicos ocurridos durante 50 millones de años que originaron mesetas, sierras, cañadones y formaciones rocosas de singular apariencia y colorido.

El visitante que en la actualidad llega a Piedra Parada debe saber que lo que está recorriendo y apreciando son los restos de una antigua y descomunal caldera volcánica, y también que está visitando una de las ANP (Áreas Naturales Protegidas) de Chubut. Piedra Parada está ubicada en el área turística denominada Meseta Central.

El visitante que en la actualidad llega a Piedra Parada debe saber que lo que está recorriendo y apreciando son los restos de una antigua y descomunal caldera volcánica, y también que está visitando una de las ANP (Áreas Naturales Protegidas) de Chubut. Piedra Parada está ubicada en el área turística denominada Meseta Central.

Los atractivos de Piedra Parada son, antes que nada, paisajísticos. El camino desde Esquel hasta el valle vale por sí solo la visita porque se da en un área muy particular. Es una zona de transición entre la estepa patagónica y el comienzo de los valles cordilleranos. En unos pocos kilómetros se pasa de “la nada” a la Cordillera de los Andes o viceversa. Por supuesto, la estepa (la nada) está llena de vida y belleza.

En el camino vemos gran parte de la fauna que habita aquí: liebres, caranchos y choiques, algunos de ellos caminando con su racimo de pichones alrededor. El paisaje, de una amplitud casi infinita, es pedregoso y ondulado, polvoriento, y del suelo emergen los mechones dorados de los coirones y crecen decenas de plantas enanas y recias, fibrosas, con espinas. Estas plantas tienen forma de pequeños iglús y dan flores diminutas y muy coloridas: violetas, rojas, amarillas, blancas, fucsias. Y cubriendo todo esto los cielos siempre cambiantes de la Patagonia. Es alucinante cuando los días son despejados y el cielo es de un solo color. Y es sobrecogedor cuando hay tormenta y las nubes, oscuras y densas, se deslizan por el horizonte.

Pero Piedra Parada es conocida justamente por una piedra parada que le da nombre al lugar. Se trata de una mole de roca volcánica de 100 metros de base y casi 250 metros de altura que se alza solitaria sobre una orilla del Río Chubut. Durante los últimos años, la realización de eventos de escalada de prestigio global, convirtió a Piedra Parada en un desafío que atrae a escaladores de Argentina y de todo el mundo.

Si aún no lo es, Piedra Parada pronto se convertirá en un lugar de culto para los aficionados a la escalada. Pero incluso, la piedra parada en sí misma, es el detalle de color, porque a muy pocos metros de ella se abre la entrada al Cañadón de la Buitrera.

El Cañadón de la Buitrera es una formación de roca volcánica que emerge en la estepa y cuyos paredones se elevan casi 200 metros hacia el cielo. A lo largo de sus 5 kilómetros de extensión, el cañadón dispone de más de 300 vías abiertas para escalada. Hay muros para uso de los principiantes y vías para expertos. Las vías están bien separadas unas de otras y todos pueden escalar con comodidad. Cuando visité el lugar vi escaladores de Chile, Colombia, Brasil, Estados Unidos, Inglaterra y muchos argentinos. Los extranjeros suelen quedarse por dos semanas o incluso a veces más tiempo. Se alojan en los campings (privados y públicos) que hay en los alrededores de Piedra Parada. Algunos se instalan con sus motorhome, en medio de un paisaje único y de gran belleza, a la orilla del Río Chubut.

Además de escalar, en Piedra Parada se puede hacer una caminata de casi diez kilómetros -yendo de un extremo al otro del cañadón- siguiendo un sendero angosto que corre entre los murallones. El camino que se sigue es un antiguo sendero utilizado desde hace siglos por todos los que se aventuraron a pasar por estos lugares. Un delgado hilo de agua corre junto al sendero entrecruzándose con él en varios tramos y obligándonos, a veces, a atravesarlo pisando sobre piedras o tablas. Recorrer el cañadón es como sumergirse unas horas en un mundo de otra era, prehistórico. El suelo está cubierto por trozos de piedras de colores y algunos arbustos, y por momentos se vuelve arenoso y blando y otras veces pisamos sobre bloques de roca sólida. Al final del trayecto, cuando el cañadón comienza a hundirse en la estepa, los muros se estrechan y se puede avanzar aún un poco más por una galería muy angosta y escalonada, resbaladiza, pulida por el agua de las lluvias caídas durante miles y miles de años.